domingo, 5 de abril de 2009

Ni uno menos, de Zhang Yimou

Ni uno menos, de Zhang Yimou, 1999

Por: Betuel Bonilla Rojas
La profesora sustituta Wei Minzhi, de tan sólo trece años, es llevada desde la pobre aldea de Villa Wei hasta la escuela primaria Xhuisian para que reemplace durante un mes al profesor Gao, quien debe ir en auxilio de su madre enferma. El alcalde de la aldea ofrece a Wei 50 yuan por dicha labor y su función queda reducida a garantizar la permanencia de los veintiocho estudiantes a cargo, ya que carece de cualquier noción de la educación y la formación pedagógica. Wei, pendiente inicialmente de preservar el número de estudiantes, vigila atenta cualquier intento de evasión, así la clase como tal no progrese. La niña Ming Xinhong, de firme vocación atlética, es extraída del grupo para dedicarse al deporte, y Wei, pese a su terca oposición, ve reducido su número de protegidos. Luego el joven Zhang Huike va a la ciudad en busca de un trabajo para ayudar a su madre y Wei, sabedora de que su tarea de "ni uno menos" ha sido alterada, arma todo un ritual épico para conseguir dinero e ir a la ciudad a traer de regreso a Zhang.
La ciudad, desvertebrada y cruel, la recibe con desprecio y pocas muestras de solidaridad. Pero en Wei, como en otras criaturas de Yimou, mora el espíritu irreductible de una mujer que no se rinde hasta alcanzar sus metas. Después de varios e inútiles intentos, Wei llega hasta el canal de televisión de la ciudad y recibe la ayuda del director, quien la hace entrevistar en directo. Wei llora e invoca la presencia de Zhang. Éste, mientras tanto, recorre la ciudad en busca de alimento. Descubierto Zhang sobreviene el reencuentro con Wei, el retorno a la aldea y la unión de diversos estamentos sociales para propiciar un mejoramiento en la escuela. Aparentemente, el happy end de la película sugiere un optimismo desbordado, que desaparece una vez se piensa en las miles de escuelas que esperan abandonadas una mirada del gobierno central chino para menguar en algo sus calamidades y que esto les propicie un mejor nivel de vida.
Tomando como eje un asunto melodramático, en el que los niños son el elemento protagónico, Yimou deja discurrir su apego a lo cotidiano, a su pueblo, a su compromiso social y a un cine altamente reflexivo. De otro lado va su crítica fuerte y franca al sistema capitalista y su tendencia a deshumanizar a la especie, pues siempre la atracción que ejerce el dinero parece superar la atracción innata que se debiera sentir por los otros seres humanos. Muchos casos puntuales confirman la tesis: interés de Wei por el dinero; el dinero paga las disculpas que Zhang se niega a ofrecer; Wei es expulsada del autobús por carecer de dinero; por dinero ayudan a buscar a Zhang; por dinero va Zhang a la ciudad, sin dinero la televisión no emite avisos, etc.
Ni uno menos es una propuesta cinematográfica muy bien lograda, con un análisis crudo de los problemas que enfrenta la educación en varios lugares del mundo. Es distinta de las que a diario provienen de Hollywood y que desde su aparataje consumista pretenden enfatizar en la misma temñática pero de manera superficial. Posee una simpleza en la temática y la forma que no ocultan ni afectan para nada la enorme destreza narrativa, con planos que dejan ver una plasticidad en los movimientos de los personajes, así como referencias muy puntuales al contexto oriental en el que se desarrolla la trama.
Aunque la realidad presentada proviene de latitudes lejanas y exóticas, el drama ofrecido es bastante universal, de ahí su eficaz alcance. La película, realizada en su mayoría con actores no profesionales, obtuvo Premio del Público en el Festival de Sundance, 2001; Gran Premio del Jurado (Oso de Plata) en el Festival de Berlín, 2000, y Premio León de Oro en el Festival de Venecia.

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